miércoles, 30 de noviembre de 2016

La mala educación con los camareros: typical spanish

España, primer país del mundo en densidad de bares, uno por cada 175 habitantes, 260.000 en total. El bar de pueblo del palillo en la boca, el chato de vino y el suelo empapelado de servilletas, el gastro-bar, el pub, el de manolo, el del tapeo de los viernes, el del café mañanero, el de la estrella michelín...
Y estoy seguro que en la mayoría de ellos se han escuchado las siguientes frases:
- "Chs, oye"
- "¡Eh, tú!"
- "Niño, mi cafelito que llevo prisa"
- "Echa una jarra aquí que este vaso tenía un agujero, JA JA JA JA" (Basta ya de esa gracia, por favor)
- "Invítame a una ¿no?"
- "Vamos (insertar taco tipo hostia o cagondios), que llevo media hora esperando"

Espera espera, que tú, funcionario de turno que por estar tomando un café estás haciendo esperar a alguien en tu trabajo, ¿te enfadas porque el camarero tarda 3 minutos en traerte tu pincho de tortilla?, ¡un poco de sentido!
Es curioso porque el tono y la paciencia baja y sube respectivamente cuando hacemos otro tipo de gestiones.
¿Te imaginas al camarero yendo al médico y que se pusiera a gritar en la consulta "Tú, dame mi receta que tengo prisa", "niña, hostias, llevo dos horas esperando ahí fuera", y después en la farmacia, "oye, ¡podías invitarme al paracetamol joder, que este año ya llevo seis catarros!"

No logro comprender por qué la educación nos va y nos viene dependiendo de la profesión con la que tratemos. Ante todo, son y somos personas, con los mismos sentimientos, el mismo número de manos y pies, y la misma cabeza, sólo tenemos diferente la profesión.

Ay amigos... no hay quien nos entienda; un país en el que 1,6 millones de personas trabajan detrás de la barra, y de empatía y paciencia vamos justitos. Educación es saber que cuando tú sales de tu trabajo, otras muchas personas siguen en el, otros muchos están cansados también, y otros cuantos se desgañitan para que tú tengas ocio. Un poco de calma.

La tríada de la "cultura" en este país siempre ha sido sol, toros y flamenco...; yo añadiría una cuarta marca Spain: la mala educación generalizada hacia la figura del camarero/a. Profesión tan extendida en nuestro país como des-dignificada... ¿por qué? No hay razón.
Me gustaría que todas las personas se pusieran detrás de una barra un mes al menos, para que comprendieran lo que significa aguantar a personas de tan distintos caracteres de manera tan seguida y en muchos casos en diversos estados de embriaguez. No digo que sea la profesión más mártir del mundo, pero sí una de las más comunes al menos en este país y desde luego menos valorada. Si todos se pusieran en esa piel, nadie perdería la educación y buenas formas al hacer algo tan trivial como pedir una caña.

Un poquito de por favor, y de gracias.


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