sábado, 5 de noviembre de 2016

Tener una discapacidad en nuestra sociedad

¿Te imaginas ser sordo, estar signando en la calle y que todo el mundo te mirara?
¿Te imaginas ser esquizofrénico y leer absolutas barbaridades sobre tu enfermedad y que todo el mundo te tratara como si fueras a volverte loco y asesinarles en cualquier momento?
¿Te imaginas ser ciego y que caminar por la calle fuera un auténtico calvario?
¿Te imaginas ser tartamudo y que una conversación tan banal como pagar en la caja del súper te supusiera ser el centro de atención y pasar vergüenza?

Vivimos en un mundo en el que salirse de la norma (voluntariamente o por propia naturaleza) implica directamente perder muchos privilegios sociales, levantar barreras inmensas tanto físicas como psicológicas, y sufrir una discriminación, que sea directa o indirecta, buena parte de esas personas sienten o han sentido.

Sólo cuando entendamos que la Lengua de Signos no debe ser exclusivamente de personas sordas para que se puedan comunicar con otros sordos (creando de esta manera una marginalidad de personas con esta discapacidad), sino que sea en nuestra conciencia (la de las personas oyentes) una lengua más, y las personas lo aprendan como tal, superaremos una barrera comunicativa inmensa incrustada en nuestra sociedad.

Sólo cuando las ciudades sean accesibles al 100% para que todas las personas que viven en ellas puedan transitar sin dificultad, habremos logrado ser iguales seamos quien seamos. Cuando una persona en silla de ruedas pueda hacer cualquier desplazamiento sin sentir que es diferente, o cuando una persona ciega pueda cruzar la ciudad sin tener miedo de que la atropellen, estarán pagando sus impuestos no sólo para las personas sin diferente capacidad, sino también para ellos mismos y que su vida diaria sea la misma que la de los demás.

Cuando una persona con autismo, asperger, bipolaridad o síndrome de down trabaje en cualquier empresa sin ser noticia, sin que llame la atención, como cualquier persona sin ellas, superaremos una discriminación laboral insana para nuestro sistema de valores. Sólo cuando la sociedad haga que ellos mismos no se vean a sí mismos como discapacitados, habremos dado un paso hacia apartar de nuestro vocabulario las palabras "anormalidad social".
Porque la normalidad, lo normal, no existe, es un constructo social imaginario; un ente que persigue a cualquier persona que no siga a pies juntillas un dictado que de tan hermético, ni siquiera tiene definición. ¿Qué es ser normal?

Siempre he dicho que mi palabra preferida (en significado) es empatía. Creo que si todos fuéramos empáticos, los problemas del mundo dejarían de ser problemas, porque les pondríamos solución.
Imagínate un mundo en el que, habiendo múltiples personas con muy distintas capacidades, nadie se sintiera alejado de la sociedad y todos fuéramos capaces de vivir sin fijarnos en los demás a no ser que fuera para mejorar su existencia.

Ponte en su lugar nunca para sentir lástima, sino para construir un mundo en el que todos tengamos las mismas oportunidades.


No hay comentarios:

Publicar un comentario