viernes, 30 de diciembre de 2016

Un 2016 pegados al móvil

Los memes, gifs, follows, retweets, likes, vines y stories guiaron nuestro día a día este 2016, y en gran medida.
Hicimos mannequin challenge, bailamos dab dances, y agotamos miles de megas cazando pokémon. Cámara frontal en mano nos hicimos miles de selfies, y las subimos a todos lados.
Criticamos el ascenso de Trump en Twitter, y le dimos a "me asombra" a la noticia de El Brexit. El año del desgobierno y la vergüenza política española quedó plasmado en nuestros comentarios, y ese jocoso chiste que hice sobre la forma de gobernar del ayuntamiento de turno fue el que más me gustas tuvo en aquel hilo del periódico local en facebook; toda una proeza.
Escribimos en el móvil "cuñadismo" y "populismo" unas cuantas veces, y me quejé sobre los dramas del primer mundo sentado en esta cómoda silla en mi blog.

El boomerang del brindis con los amigos no faltó cada sábado, y bien entrada la noche mandamos mil audios al grupo de whatsapp de los amigos para fardar de pedo y de cuerdas vocales.
Ardieron las redes cada día, con cada gesto, palabra o existencia misma.
Se nos recomendó un test por día para que hiciéramos click: "adivina de qué casa de Hogwarts eres", "con qué pokemon te identificas", "cómo de listo eres en geografía"; e incluso vimos millones de listas de "los 10 pueblos más bonitos de España", "los 20 consejos para maquillarte en un santiamén", o "las 15 islas más peligrosas del mundo", amén de esos titulares tan asombrosos como desconcertantes sobre "lo que le pasó al cocodrilo al final de esta historia te dejará de piedra". Perdimos mucho tiempo.

Cambiamos nuestra foto de perfil infinidad de veces para que el mundo viera todo lo que hacemos por las víctimas de atentados terroristas.
Nos quejamos de que la generación de nuestros padres sigue mandando cadenas de mala suerte por whatsapp, cosa "tan de los 2000..."
Escuchamos muchísima música en spotify, y decenas de series nos encandilaron en netflix y hbo; aunque los libros siempre en papel, que esa modernidad de leer en digital es demasiado.

Hubo muchos dramas en 2016, y nos quejamos de ellos insistentemente, diciéndole a Europa, por ejemplo, que viera esos vídeos que nosotros veíamos en redes sobre los refugiados, esos niños que escapan de guerras, esos cuerpos que caen al Mediterráneo, y joder, pasa al siguiente link que mi blogger preferida ha subido ya vídeo a Youtube.
Pusimos frases trascendentales con cada muerte que nos ha dado este año: Bowie, Castro, Cohen o Alan Rickman, y nos volvimos a cambiar la foto de perfil para sacar ese fan que siempre hemos sido de todos ellos.
Compartimos muchas canciones, pero sólo aquellas que queremos que los demás vean que escuchamos. Aunque también compartimos muchas grandes voces, normalmente de concursos, adjuntando emoticonos de asombro.
Nos han baneado, hemos hecho spoiler, y nos hemos desetiquetado de lo que no nos gustaba. Ese grano no me representa; o perfectos o nada.
Nuestro gato tiene más selfies que nosotros mismos, y el perro está hasta las orejas de que le hagamos vídeos mientras corre por el campo.
Nos cambiamos la cara millones de veces con nuestros amigos con ese filtro de snapchat, y al final no subiste el de la abejita que te cambia la voz porque te parecía demasiado.
Mandamos miles de fotos del sitio al que viajamos, e hicimos unas cuantas a los aviones a los que nos montamos. Y cada día de running y antes de la ducha compartimos con el mundo nuestra marca personal acompañada del icono del brazo fuertote.

Con cada hamburguesa o pizza que comimos, nos llamamos gordos cariñosamente en una storie, y a cada restaurante que fuimos se lo hicimos saber a todos. Siempre con sonrisas, con caras sonrojadas, o con flamencas.

Mañana alguien que ha sido persistente subirá a Instagram su 366 of 366, y tu muro se convertirá en una especie de postal navideña ficticia con quinientas felicitaciones.

2016, nos has dejado sin batería y con los pulgares temblando, espero que estés contento.
2017, haz que nos riamos más cara a cara, sin tanto vídeo viral de por medio.


viernes, 16 de diciembre de 2016

La otra cara de la estación de Otero

En un mundo sediento de titulares morbosos sobre los que volcar toda nuestra ira y reproche, aparecía hace no muchos días una noticia digna de provocar el enfado de los ciudadanos: el ministerio de fomento va a construir una estación de AVE en un pueblo de Zamora de veintiséis habitantes, infraestructura que nos va a saquear de las arcas públicas la friolera de 4,6 millones de euros, ¡para sólo veintiséis habitantes! ¡qué desfachatez!

La noticia corrió como la pólvora, y nadie entendía cómo a un pueblo donde no hay bar, de una provincia donde no hay juventud, pueda llegar la alta velocidad. ¿Para qué?
Claro que la noticia escondía muchos más entresijos, a lo que medios, y sobretodo lectores o espectadores no prestaron atención, o no querían prestarla.

Como ni yo soy un experto del tema, ni podría explicarlo medianamente bien, adjunto un link para navegar por el mundo del ferrocarril, los PAET y el por qué de una estación en Otero de Sanabria:


Al margen de las necesidades técnicas, surge en este debate un componente más: Otero tendrá estación porque no la tendrá Puebla de Sanabria, debido a su orografía montañosa. Esto significa que la estación no es para veintiséis personas, ni un capricho a "cuatro viejos". La estación dará cobijo a la zona noroeste de la provincia, Sanabria y Carballeda, al noreste de Portugal y al sur de Ourense y León.

Ni que decir tiene que todo este tumulto de voces y alardeo de derroche sólo es un encubierto desprecio por el desarrollo del mundo rural, por otro lado escaso, que profesan aquellos que desde las grandes ciudades tienen su movilidad cubierta, y no comprenden que las personas "provincianas" y de boina deban moverse de la lumbre de su hoguera. 

Sanabria es una comarca zamorana que separa esta provincia castellano leonesa de Galicia, bien conocida por su grandioso lago, fuente principal de ingresos de esta zona gracias al turismo.
Su evolución demográfica es alarmante, pasando de tener un censo de más de 33.000 habitantes en 1950 a 6.500 en la actualidad, con un elevado envejecimiento de su población y una tasa de natalidad ínfima, lo que augura un futuro de abandono y pérdida de localidades en no muchos años.
Sé que el futuro de San Román de Sanabria, Calabor, Villanueva de la Sierra o Vime no es motivo de preocupación en los grandes círculos ni en la política nacional porque no revierte en votos, pero los números hablan, y las pequeñas provincias del interior os están gritando que la desaparición del campo está a la vuelta de la esquina.

Por eso, Sanabria, cuya economía está prácticamente basada en el turismo (más de 600.000 visitantes al año), merece como cualquier otro sitio, y sin tanta mofa, comunicarse con el país, enseñar al mundo su pequeño paraíso y levantar la dignidad de una parte de la población que aunque anciana, intenta luchar por la tierra que nos ha mantenido con vida, pese a tantas adversidades.


miércoles, 30 de noviembre de 2016

La mala educación con los camareros: typical spanish

España, primer país del mundo en densidad de bares, uno por cada 175 habitantes, 260.000 en total. El bar de pueblo del palillo en la boca, el chato de vino y el suelo empapelado de servilletas, el gastro-bar, el pub, el de manolo, el del tapeo de los viernes, el del café mañanero, el de la estrella michelín...
Y estoy seguro que en la mayoría de ellos se han escuchado las siguientes frases:
- "Chs, oye"
- "¡Eh, tú!"
- "Niño, mi cafelito que llevo prisa"
- "Echa una jarra aquí que este vaso tenía un agujero, JA JA JA JA" (Basta ya de esa gracia, por favor)
- "Invítame a una ¿no?"
- "Vamos (insertar taco tipo hostia o cagondios), que llevo media hora esperando"

Espera espera, que tú, funcionario de turno que por estar tomando un café estás haciendo esperar a alguien en tu trabajo, ¿te enfadas porque el camarero tarda 3 minutos en traerte tu pincho de tortilla?, ¡un poco de sentido!
Es curioso porque el tono y la paciencia baja y sube respectivamente cuando hacemos otro tipo de gestiones.
¿Te imaginas al camarero yendo al médico y que se pusiera a gritar en la consulta "Tú, dame mi receta que tengo prisa", "niña, hostias, llevo dos horas esperando ahí fuera", y después en la farmacia, "oye, ¡podías invitarme al paracetamol joder, que este año ya llevo seis catarros!"

No logro comprender por qué la educación nos va y nos viene dependiendo de la profesión con la que tratemos. Ante todo, son y somos personas, con los mismos sentimientos, el mismo número de manos y pies, y la misma cabeza, sólo tenemos diferente la profesión.

Ay amigos... no hay quien nos entienda; un país en el que 1,6 millones de personas trabajan detrás de la barra, y de empatía y paciencia vamos justitos. Educación es saber que cuando tú sales de tu trabajo, otras muchas personas siguen en el, otros muchos están cansados también, y otros cuantos se desgañitan para que tú tengas ocio. Un poco de calma.

La tríada de la "cultura" en este país siempre ha sido sol, toros y flamenco...; yo añadiría una cuarta marca Spain: la mala educación generalizada hacia la figura del camarero/a. Profesión tan extendida en nuestro país como des-dignificada... ¿por qué? No hay razón.
Me gustaría que todas las personas se pusieran detrás de una barra un mes al menos, para que comprendieran lo que significa aguantar a personas de tan distintos caracteres de manera tan seguida y en muchos casos en diversos estados de embriaguez. No digo que sea la profesión más mártir del mundo, pero sí una de las más comunes al menos en este país y desde luego menos valorada. Si todos se pusieran en esa piel, nadie perdería la educación y buenas formas al hacer algo tan trivial como pedir una caña.

Un poquito de por favor, y de gracias.


viernes, 25 de noviembre de 2016

25N: día internacional contra la violencia de género

En un mundo en el que las mujeres, por el hecho de serlo, cobran menos por desempeñar un mismo trabajo que los hombres;
en un mundo en el que la mujer ha estado o está supeditada al hombre cultural, económica, política y socialmente en todos los tiempos y en todos los lugares;
en un mundo en el que las estadísticas dicen que un 70% de las mujeres experimentará algún tipo de maltrato en el transcurso de su vida;
en un mundo en el que millones de mujeres traspasan las fronteras para ser esclavizadas sexualmente;
en un mundo en el que la libertad de la mujer no existe plenamente, donde se las lapida, humilla, vende, trafica, mata, mutila, rebaja por la sencilla razón de ser mujeres;
en un mundo en el que muchas mujeres que intentan huir de horrores como ser violada, querer el divorcio de un marido abusivo o rechazar un matrimonio concertado significa deshonrar a la familia y que ello le de la legitimidad a la parte masculina de la familia de matarlas por "honor";

en un continente como Europa, en el que el 15% de la población cree que los problemas del hogar deben ser resueltos exclusivamente dentro del mismo;
en un país como España en el que el año pasado fueron asesinadas 60 mujeres por su género, dejando a 50 niños huérfanos;
en un país como el nuestro en el que la brecha salarial es de un 18,1%;
en un país como el nuestro en el que una mujer es violada cada 7 horas; CADA 7 HORAS.

En un rincón, en una ciudad, en un país, en un continente, en un mundo así, la igualdad no existe. Y es un poco indignante que se dedique más tiempo a resolver qué es y qué no es feminismo (que por cierto, según la RAE: "ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres"), que a resolver un tema que debería dejar de tener un día marcado en el calendario.

La violencia machista sólo acabará cuando acabe el machismo. Parece obvio, aunque esta visión quiere decir que la violencia en todos los sentidos es el resultado, pero existe una base cimentada en un sistema de valores y comportamientos.
Educación temprana, conciencia social y lucha por la igualdad de sexos.
De esta manera no habrá ni una más, ni una menos.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

La muerte de la vida

Es curioso cómo el ser humano trata la muerte.

El paso del tiempo ha convertido la muerte de las personas en un tema tabú, una cuestión lejana y que no conviene abarcar, normalmente fruto del miedo que provoca el fin de la única vida conocida. Las religiones nacen con el fin de calmar el agobio que implica pensar que no hay nada más allá de este mundo, que nuestro cuerpo, nuestras ideas, y nuestro nombre se pierde el día que decimos adiós, para toda la eternidad; es una sensación de vacío que los humanos no somos capaces de albergar.

La muerte como fin se ha convertido en algo banal, un estado que no requiere comprensión o discernimiento, si podemos traficar con todo aquello que la rodea, que es lo que hoy importa. Dar vueltas por el cómo, el cuándo, el dónde, el por qué, estudiar todo el envoltorio y sacar el máximo jugo del plástico, aunque nunca procuremos probar el caramelo. No nos centrarnos en lo que significa desaparecer, no comprendemos que es lo único que nos equipara a todos; que tengamos la peor de las vidas imaginadas, o la mayor fortuna del planeta, la muerte nos deja en el mismo pedestal.

Por eso todos los fallecimientos son semejantes, todos comparten un mismo sentido, y todos ellos deben ser tratados con la compostura de un igual a igual, porque ese momento, por una causa u otra nos llega a todos. 
Ese instante, ese preciso segundo es el que marca el punto y final a una vida que, cuestionable o no, es una vida, y tener en estima la vida de todas las personas, es tener en estima el valor de tu propia vida.

El camino, el trazado que realizamos, los pasos que hemos andado, y el legado que dejamos, eso es otro cantar, y algo que juzgar con objetividad. 

La muerte ni borra nuestro pasado, ni debe escribir más futuro. Sólo es pérdida.


viernes, 18 de noviembre de 2016

Occidente y Oriente, los polos opuestos

La tendencia de nuestro mundo a polarizarse no es nada nuevo, aunque sí nos encontramos en un momento de máxima tensión entre los dos polos. La creación de una civilización occidental y otra oriental totalmente contrapuestas y alejadas en lo cultural y lo social no es más que un signo de la ceguera histórica que mantenemos los seres humanos. En el centro de esta radical separación se encuentra la religión: el cristianismo se convierte en el nexo de unión de los países occidentales, mientras que los países orientales concentran toda la población musulmana.

El afán por separar y dividir a los humanos ha provocado siempre conflictos a muchos niveles y grandes masacres por sustentar el poder del mundo.
Actualmente, las políticas de los diversos países del mundo parecen encaminarse hacia el encerramiento en las propias fronteras, haciendo hincapié cada vez más en los valores de las supuestas patrias, y con señas de identidad muy estructuradas que propician que el que no está dentro de esas líneas imaginarias divisoras de culturas es raro, extraño y no fiable; es el yo, el nosotros, contra el tú, el vosotros.

Esa política, apoyada por algunos medios de comunicación, claves en la transmisión de la información, es la que hace que los comportamientos sociales de los de un bando con el otro sean, cuanto menos, de cautelosos, cuando no directamente xenófobos.

Las medidas tomadas por Europa en una crisis migratoria que hacina a millones de personas atrapadas entre un pueblo en guerra y otro que les da la espalda; el triunfo en el icono del capitalismo de un millonario cuyo único objetivo es destruir la multiculturalidad salvando unos valores nacionales inventados por el mismo y construyendo para ello un gran muro que separe humanos o prohibiendo la entrada de personas por su religión en el país; la colocación de vallas con alambres para que aquellos que utilicen la tierra como modo de supervivencia mueran en el intento; el desarme moral de un proyecto de unión de países con fines supuestamente de libertad, igualdad y democracia y del que ya sólo queda una moneda en común para garantizar un puesto en el comercio internacional... todo ello nos dibuja un paisaje de división difícil de abordar pero sobre todo, difícil de cambiar.

Para poder formar a las personas en el odio, el rencor y la defensa de lo nuestro como lo mejor y lo normal,  el arma más poderosa que existe es el desconocimiento del más allá de nuestro ombligo. Así, en nuestra sociedad es normal que las personas no tengan muy claro qué pasa en oriente próximo, por qué hay guerras y quiénes se enfrentan, quiénes son terroristas y quiénes no...
Pero este desconocimiento va a más: los occidentales no sabemos distinguir entre suníes y chiíes, árabes y musulmanes o islámicos e islamistas. Si abrimos el vaso, metemos todos estos conceptos y mezclamos religión, política y cultura, cerramos y lo agitamos fuertemente... ya tenemos nuestro cóctel preparado: el racismo, la visión del otro polo como el mundo caótico lleno de malas personas porque no son como nosotros, que obviamente somos los buenos. La culminación del despotismo.

Desde luego un imperio acabará cayendo, el de la dignidad humana.





sábado, 5 de noviembre de 2016

Tener una discapacidad en nuestra sociedad

¿Te imaginas ser sordo, estar signando en la calle y que todo el mundo te mirara?
¿Te imaginas ser esquizofrénico y leer absolutas barbaridades sobre tu enfermedad y que todo el mundo te tratara como si fueras a volverte loco y asesinarles en cualquier momento?
¿Te imaginas ser ciego y que caminar por la calle fuera un auténtico calvario?
¿Te imaginas ser tartamudo y que una conversación tan banal como pagar en la caja del súper te supusiera ser el centro de atención y pasar vergüenza?

Vivimos en un mundo en el que salirse de la norma (voluntariamente o por propia naturaleza) implica directamente perder muchos privilegios sociales, levantar barreras inmensas tanto físicas como psicológicas, y sufrir una discriminación, que sea directa o indirecta, buena parte de esas personas sienten o han sentido.

Sólo cuando entendamos que la Lengua de Signos no debe ser exclusivamente de personas sordas para que se puedan comunicar con otros sordos (creando de esta manera una marginalidad de personas con esta discapacidad), sino que sea en nuestra conciencia (la de las personas oyentes) una lengua más, y las personas lo aprendan como tal, superaremos una barrera comunicativa inmensa incrustada en nuestra sociedad.

Sólo cuando las ciudades sean accesibles al 100% para que todas las personas que viven en ellas puedan transitar sin dificultad, habremos logrado ser iguales seamos quien seamos. Cuando una persona en silla de ruedas pueda hacer cualquier desplazamiento sin sentir que es diferente, o cuando una persona ciega pueda cruzar la ciudad sin tener miedo de que la atropellen, estarán pagando sus impuestos no sólo para las personas sin diferente capacidad, sino también para ellos mismos y que su vida diaria sea la misma que la de los demás.

Cuando una persona con autismo, asperger, bipolaridad o síndrome de down trabaje en cualquier empresa sin ser noticia, sin que llame la atención, como cualquier persona sin ellas, superaremos una discriminación laboral insana para nuestro sistema de valores. Sólo cuando la sociedad haga que ellos mismos no se vean a sí mismos como discapacitados, habremos dado un paso hacia apartar de nuestro vocabulario las palabras "anormalidad social".
Porque la normalidad, lo normal, no existe, es un constructo social imaginario; un ente que persigue a cualquier persona que no siga a pies juntillas un dictado que de tan hermético, ni siquiera tiene definición. ¿Qué es ser normal?

Siempre he dicho que mi palabra preferida (en significado) es empatía. Creo que si todos fuéramos empáticos, los problemas del mundo dejarían de ser problemas, porque les pondríamos solución.
Imagínate un mundo en el que, habiendo múltiples personas con muy distintas capacidades, nadie se sintiera alejado de la sociedad y todos fuéramos capaces de vivir sin fijarnos en los demás a no ser que fuera para mejorar su existencia.

Ponte en su lugar nunca para sentir lástima, sino para construir un mundo en el que todos tengamos las mismas oportunidades.


miércoles, 2 de noviembre de 2016

El socialismo imaginario del PSOE

El socialismo le da el poder al neoliberalismo. La paradoja hecha política.
Un socialismo, sin embargo, de boca y segunda sigla, pero hace mucho tiempo que no de acción ni de ideales.
Un PSOE dividido, que enfrenta al bando rancio que se rodea a sí mismo con una soga de corrupción y atrapados en una puerta que si la giras sólo tiene salidas al IBEX 35 por un lado, y a los bancos por el otro, y de cuyo puño ya sólo queda dedocracia; y el otro bando, el que se resistía a ver morir el SO de su nombre. 
Es curioso que una persona como Pedro Sánchez, que de gran político ha estado siempre bastante limitado, vaya a quedar como el héroe del año 2016: así está el nivel.

Si, ya se que España necesitaba un gobierno, que la situación de desbloqueo no podía mantenerse en el tiempo o Europa nos cruzaría la cara, que han sacrificado sus ideales por el bien de El País y bla bla bla... pero, si de verdad les hubiera importado el bien del país, después de unas primeras elecciones con resultados que no daban mayoría a nadie y cuando los pactos se veían inevitables... ¿por qué no hicieron una campaña electoral en las segundas elecciones de amistad y diálogo con el resto de partidos, dejando ver a sus votantes que la opción de la abstención estaba ahí SÓLO POR EL BIEN DEL PAÍS?. Lo siento, pero yo sólo veo una traición a su militancia, a sus bases, a su gente, a los que confiaron en ellos, a los que ni siquiera han preguntado (ni dejado preguntar), y a los que Susana y Felipe han dado la espalda. Dos personas han podido con un partido histórico; los pétalos de esa rosa ya están podridos, y el rojo de su logo es un azul oscuro casi negro.

Si las élites económicas y empresariales están detrás de decisiones socialistas... ya no tenéis derecho ni a abrir la boca para defenderos. Después de una abstención tendréis que aprobar unos presupuestos (realizados por la derecha), y dar la mano a las propuestas de ley de la derecha; casi ná, espero que os recuperéis de esta herida de muerte. Desde luego que gracias a vosotros España se ha vuelto a poner en marcha, a pesar de que algunos nunca nos hayamos parado.


Van a ser cuatro años decisivos y por eso toda España se pregunta: ¿la cobra de Bisbal a Chenoa fue de verdad?

jueves, 20 de octubre de 2016

Machismo y acoso

No, ella no se ha vestido con la falda corta para provocarte.
Ella tampoco debería tener miedo de ir sola por la calle de noche, y de tener que "avisar cuando llegue".
No, Laura no es una guarra por acostarse con los hombres que ella quiera.
Azahara no debe dar explicaciones de por qué no quiere ser madre.
María no amamanta en público para que tú le mires los pechos.
Ruth no baila en la discoteca para que todos la miren.
Judith no tiene por qué pasar primero por la puerta gracias a la caballerosidad del hombre, ni esperar que él le retire la silla en el restaurante.
Rebeca, que tan sólo tiene cinco añitos, no debe recibir cocinitas ni bebés como práctica para el futuro, para ser una buena mujer.
Esperanza no tiene por qué callar ante los "piropos" que le suelte un desconocido por la calle; no es un alago.
Susana no se ha pintado los labios de rojo putón.
Carlota no se ha "pintado como una puerta" para que tu la mires más.
Estrella, siendo prostituta, no la convierte en tu esclava.
Nerea no tiene por qué darte explicaciones de cómo va vestida; es tu pareja, no es tuya.
Belén ha dicho no, y no ha querido decir que sí.

Belén ha vuelto a decir que no, y tu ya has dejado de ser un hombre.

jueves, 13 de octubre de 2016

12 de Octubre, la eterna división

¿Por qué celebramos el 12 de Octubre? ¿Para rememorar el "descubrimiento" de América? ¿Para ensalzar La Hispanidad y lo que significa? ¿Como excusa para no ir a trabajar?
En realidad todo eso... y nada. Últimamente celebramos este día para que defensores y detractores de esta fiesta se tiren los trastos a la cabeza, para seguir infundando odio entre la derecha y la izquierda, entre los que sacan la bandera a pasear con todo el orgullo y los que no, los que se sienten más patriotas por emocionarse al ver al ejército y los que no les interesa.

Ayer se celebró el paraguas de Cifuentes, la no asistencia de Podemitas, el atuendo de la reina, el saludo Rajoy-Susana Díaz, celebramos nimiedades.

Cómo explicar que no es más español el que sube la bandera de España a redes el 12 de Octubre pero el resto del año no contribuye a construir un país mejor; que no se trata de colores ni de telas, que no existe una "españolidad", que todos queremos un país justo y libre. Que es igual de español el de derechas y el de izquierdas; el sargento, el barrendero y el pintor; el alcalde y el indigente, el que ondea la rojigualda y el que lo hace con la tricolor, el catalán y el castellano, el que va a la fiesta y el que no está de acuerdo con ella. Ninguno es más español que otro, aunque dediquéis mucho tiempo a intentar que pensemos lo contrario.

Entended que luchar por tu país, porque los seres que lo habitan lo hagan de la mejor manera posible, fomentar la igualdad en todas sus expresiones, las libertades, y la justicia, también es ser patriota, y amar tu patria. 

Y es que esta fiesta no sólo se cimienta sobre un hecho histórico un tanto escabroso y que cambió el rumbo de todo un continente para el interés de un imperio déspota, etnocéntrico y racista, sino que también se basa en una idea tomada de la dictadura sobre unos supuestos valores patrios superiores y de tintes imperialistas. Dónde quedó aquella idea de Hispanidad prefranquista basada en el hermanamiento de las repúblicas de habla hispana, de fraternidad entre pueblos y de lucha por la paz, después de una historia de guerras.

Esa es la fiesta que quiero para mi país. Una en la que importe menos la fecha en la que se celebra e importe más el sentido, una fiesta que aporte y no que reste grandes fondos de las arcas públicas.
Una fiesta donde todos se sientan representados, donde no se rivalice, no se odie, y sirva para unirnos y construir un país mejor.

Y recordad que es igual de español el que va al desfile del 12 de Octubre que el que va a una huelga a exigir sus derechos.

sábado, 8 de octubre de 2016

Redes sociales y la excesiva positividad

Las redes sociales se han convertido, en poco tiempo, en el eje de la vida de las personas. Si, digo eje y central. Nos levantamos mirando twitter, hacemos el descanso del trabajo ojeando facebook y nos preparamos un rico y bonito plato para subirlo a instagram y después, si eso, comérnoslo.

Ayer fue el día internacional de la sonrisa, y os invito a todos a que sonriáis, ayer, hoy y cada día, siempre con algún motivo. La sonrisa suele implicar felicidad, despreocupación, alegría o vitalidad al que la desprende, e incluso al que la recibe, como una muestra de agrado. 
Pero, ¿por qué mentimos cada día a las personas de nuestro alrededor?. Me refiero a mentir a través de una pantalla, a Whatsapp. Cada día escribimos decenas, centenas de "jajaja" a nuestros amigos y familiares, dando un feedback irreal, dando a entender que nos estamos "muriendo de la risa" y en realidad nuestra cara no ha movido ni un solo músculo, ni lo más mínimo.
Cada día nos vemos bombardeados en redes por mensajes de positividad, de empezar las mañanas bailando, de trabajar sólo alegremente, de dibujar un halo a nuestra vida de felicidad y una cierta pedantería que a mi me tiene sorprendido.
Sorprendido porque son esas mismas personas que después te encuentras por la calle y no paran de quejarse sobre su vida, sobre sus trabajos, sus sueldos, sus rutinas y sus fines de semana vacíos. Y es curioso, te los imaginas tirando el despertador cada mañana con una mano mientras con la otra suben un mensaje positivo a las redes con su café de fondo.

Las redes sociales nos han hecho levantar un poco los pies del suelo, contemplar el mundo desde unos ojos que a veces parece que no son los nuestros. Mi impresión es que pretendemos dar una imagen de nosotros mismos de personas totalmente felices, motivadas, ilusionadas por todo... y eso no es creíble.
Lo importante en la vida no es ser feliz, si no ser realista. Adaptarse a las situaciones que vamos viviendo con las emociones adecuadas, aprender a reconocerlas, gestionarlas y expresarlas de manera natural.
Si dulcificamos todo, corremos el riesgo de no ser capaces de reconocer y actuar en situaciones de tristeza, miedo o ira y con ello, nuestra conducta social física podría pasar por extraña, rara o excéntrica en el mejor de los casos.

(Para los que estén pensando: aquí viene el tío que más usa las redes sociales a contarnos bobadas; si, no me excluyo, la autocrítica nunca es una enemiga)

Sonriamos, lloremos y gritemos, a su debido tiempo. La mejor forma de vivir es sintiéndonos vivos.

martes, 6 de septiembre de 2016

Tiempo de política

Y la política entró en nuestras casas como nunca; resulta que todos queríamos opinar, que la situación de este país nos estaba desbordando, y nos estábamos cansando por encima de sus posibilidades.
Decidimos, allá por 2011 que nos interesaba lo que pasaba con nuestro dinero, lo que se hacía con el. El surgimiento del 15-M removió nuestras conciencias, y la fundación de un nuevo partido que subía como la espuma llamado Podemos originaba esperanza y desconcierto a partes iguales en la población.

Cientos de casos de corrupción, el enfado de un país sumiso harto de la pasividad política, hicieron que los españoles maduraran políticamente (a pesar de que a unos cuantos, no sé la razón, no les gusta que el resto opinen si no tienen el grado en ciencias políticas o en económicas)

La política se convirtió durante mucho tiempo en el tema central en cualquier corrillo, de todas las edades y de todas las clases. Pero cuando las cosas se alargan tanto y el tema se desgasta... las personas se cansan.
Y así, dos procesos electorales después, y a las puertas de un tercero, a la gente ya le da igual, si gobierna uno, el otro, el que tira a la moderación, el extremista, el independentista, el azul, el morado o el amarillo fosforito. Porque la percepción de la población es que el saco es el mismo, simplemente se ha hecho más grande, y aquellas sonrisas y esperanzas, se han convertido hoy en indiferencia.

Voy a ser claro; en las primeras elecciones voté ilusionado por primera vez, y no hubo respuesta por parte de los representantes a los que elegimos democráticamente. Entendí que al no haber acuerdo, podíamos ir a unas segundas elecciones aunque no me parecía lo justo, pero volví a votar, y a pesar de la decepción (personal) de los segundos resultados, España respondió otra vez. Señores, a los ciudadanos no les pueden pedir que trabajen más. Lo que hay es lo que hay, y ya no se trata de ceder, de coger el bastón de mando, de ser vicepresi o ministro de no se qué; lo que se quería era la pluralidad, el mapa de colores, y ahí está, y no saben qué hacer con el, tienen las piezas, pero ver el puzzle terminado no les compensa a ninguno, y a todos ya nos empieza a dar igual; total, el desgobierno no ha paralizado el país (cuidado con ésto, igual la gente se ve mejor sin gobierno y la idea de una anarquía deja de ser una locura)

¿Terceras elecciones? Estupendo, pero con, absolutamente, todos representantes nuevos. Si nadie se pone de acuerdo, que lo intenten otros, que sean otras personas las que pacten y lo intenten. Si no, corren el riesgo de que los españoles dejemos de creer en esta democracia... una vez más.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Los Juegos Morbolímpicos

La belleza de las mujeres, los círculos en el cuerpo de Phelps, el misterioso color verde de una piscina, los besos gais, la ropa apretada, las celebraciones particulares, el ridículo que sin querer hacen algunos, las vidas secretas de algunos deportistas, las parejas ocultas-guapas-feas-del mismo sexo... de los ganadores y ganadoras...
Estos titulares son los que acaparan buena parte de la prensa en estos días de Juegos Olímpicos, donde el verdadero sentido de deportividad, esfuerzo, competición sana, superación, lucha y entrega por llevar una medalla a tu país queda en un segundo plano si hay algo físico o privado que pueda encender otra antorcha y desmarcarte en el número de visitas.

¿Qué mas da si la persona ha estado años y años entrenando para ese momento? ¿Qué mas da su reputación si te puedes reir de alguien y con ello hacerlo viral y así tener millones de reproducciones en tu canal? ¿Qué mas da las familias de esas personas?

Total, el mundo ya no se alimenta de honores y verdades, si no sólo de impactos momentáneos, de vídeos de unos segundos que corran como la pólvora, de risas a veces sin sentido, de carne podrida.
El deporte ya no se alimenta de deporte.

Y yo no se si el fin justifica los medios, sólo se que los medios parecen no tener un (buen) fin.

sábado, 6 de agosto de 2016

Miembras, lenguaje y género

"Todas las enfermeras están amargadas, y todos los conductores de autobús son unos bordes".

Aparte de la absurda generalidad de esta frase, quiero resaltar otra cosa importante que casi todos obviamos: el género del colectivo al que nos referimos cambia en función de la profesión. Las enfermeras, los conductores, las amas de casa, los ingenieros, las cuidadoras.
La sexualidad en el lenguaje nos define culturalmente, nos delata, y mantiene un lastre en la espalda que parece que no terminamos de soltar. 
Es cierto que cambiar de un día para otro todo un idioma (y más el castellano) en cuanto a igualdad es complicado, y de hecho puede llevarnos a cometer errores, pero es importante que hagamos porque cambie, que la evolución lingüística no la hace el viento, sino las personas.

Cuando entendemos que el lenguaje y el pensamiento van agarrados con fuerza de la mano, hay que pensar para hablar, y pensar lo que se habla. Porque la cultura lingüística no sólo nos lleva a llamar en masculino o femenino a un colectivo por inercia, sino que nos encontramos infinidad de ejemplos en los que las palabras dicen más de lo que parece, y ponen a la sociedad en evidencia. Fíjate en la niña de tu mejor amigo que viene por ahí, "¡Oh!, que princesita, y mira su hermano, está ya todo hecho un campeón". ¿A nadie le chirría esta frase? ¿En serio?

¿Recordáis cuando Bibiana Aído pronunció la frase "miembros y miembras", y en España se alzaron las grandes voces del "ven pa' acá" a reirse por querer cambiar el idioma? Señores, cambiar el idioma es lo natural, el lenguaje está en constante evolución. Algunos decían que había cosas más importantes de las que preocuparse que por el género de una palabra, y yo creo que tienen razón, pero también hay cosas menos importantes de las que se habla más, y no veo por qué este tema no puede ser debatible. O qué pasa, ¿nuestro idioma sólo es objeto de noticia cuando no lo hablan en Cataluña o en País Vasco? Qué triste cuando algo es de interés por su ausencia en vez de por su presencia.

No se trata de poner una @ en todas las palabras a partir de hoy, ni de obligarnos a pensar en género neutro, pero sí hay que reflexionar sobre la capacidad de las palabras para mantener prejuicios; la capacidad que el lenguaje tiene sobre nosotros, sobre nuestra vida diaria y el mantenimiento en el tiempo de pensamientos y conductas. Debemos conceder a la metalingüística un valor que a día de hoy sigue provocando risas.


A ver si progresa la gran idea de que todos aprendamos Esperanto, y creamos un idioma que refleje un ser humano loable.
 

jueves, 4 de agosto de 2016

No os quejéis

¡No te quejes, al menos tienes trabajo! La persona que patentó esta frase tiene que estar forrada.
 Estamos tan acostumbrados a escucharla, que nos resignamos a contestar: pues si, al menos cobro un sueldo.

La sociedad nos enseña a pensar que siempre hay alguien peor, alguien que lo pasa peor que nosotros en todos los sentidos, y entonces así conformarnos con lo que nos rodea sin rechistar, sin agitar el puño, enmudeciendo ante las injusticias, las nuestras y las de otros. Maldito miedo, que es el agente más opresor que existe.

Recordad que siempre hay alguien peor, pero recordad que siempre hay alguien que lo está pasando mejor; y curiosamente son esos que esparcen el "hay alguien peor" los que viven mejor.
Estos días nos levantábamos con la noticia de que el paro ha bajado una barbaridad y las cotizaciones a la seguridad social han subido. Enhorabuena España, ya tienes lo que querías, que el numerito dejase de ser alarmantemente preocupante y se noten "los brotes verdes". Joder con los brotes, va a crecer una planta carnívora.

 ¿De qué nos alegramos si la mayor parte de los contratos son en el sector servicios, lo que viene siendo hostelería en temporada de verano?. Es decir: contratos temporales, medias jornadas, sueldos irrisorios, condiciones abusivas, explotación veraniega e infinidad horaria. De qué nos sirve crear empleo si solo hacemos valer nuestro país para servir paellas a los extranjeros (¡ojo!, los "buenos", los que se dejan la pasta en los chiringuitos y se ponen colorados, no queremos a esos del este (al menos como clientela), no sea que se llene esto de chusma).

 Y si, es muy digno llevar una bandeja en la mano, no hay trabajo en el que se deba tener más paciencia en el mundo (la experiencia me lo dice), pero cuando se es válido para ello y con unas condiciones laborales que reflejen lo que se trabaja.

 España, que no, que las cosas no se hacen así. Basta de contratos de formación sin remuneración o con una remuneración que no da ni para una botella de agua con la que sofocar este mal trago.

 Todos los medios de comunicación abrían con la feliz noticia de un Julio como hacía muchos años, un dato próspero para la economía y el sistema público, y después, en bajito (si lo contaban), presentaban el tipo de contratos y las condiciones. Cuando se nos presentan diferentes canales de información a la vez, la atención, una de las habilidades cognitivas, se divide, y tendemos a quedarnos con la más relevante, la de más interés o la que más resalte. ¿Con cual de las dos nos quedaremos, la que abre el informativo con una música bien alta de fondo y un titular claro, o la que se cuenta a mitad de programa como un secundario pasajero?. Todo culpa de la atención dividida; es lo que en psicología llamamos una putada.
 Pero no os quejéis, al menos tenéis cerebro.

sábado, 30 de julio de 2016

Bienvenid@s

¿A alguien le importa mi opinión? Pues supongo que no, o si, no lo se. La cuestión es que hoy creo este espacio cibernético para soltar mis pensamientos sobre los temas que me vayan rondando la cabeza. ¿Que lo lee alguien? Perfecto. ¿Que no entra ni el espíritu santo? Bueno, al menos me servirá para poner en palabras mis zozobras mentales. No soy una persona constante, y menos para estas cosas, pero intentaré serlo esta vez, lo prometo. Pensad que si lo escribo, al menos no os daré la chapa tanto en persona sobre los temas de rabiosa actualidad que tanto me gusta discutir con la gente... Bienvenidos, bienvenidas.